UNIDOS EN EL CIELO
Entre surco y surco acorraló la vida,
entre río y río acrecentó la fe,
y en medio del jolgorio de pájaros y aves
de Dios y su ley fabricó un enclave.
Acordes melódicos en armonio tocaba,
cantaba en latín fluido con sacra emoción,
y en la voz de los fieles los cantos sonaban
como plegarias al cielo, como una oración.
Del seminario al campo, del campo al templo
una dulce mujer, un simple requiebro,
abrazaron la vida, la tierra, la cruz,
del monte el verdor y del cielo la luz.
En una conjunción de almas y rezos
catorce simientes brotaron al sol
como briznas fecundas asidas a Dios,
con los trazos del brillo de un girasol.
En un tablero escolar él construyó sueños,
castillos, hadas y vacilantes sumas,
ella con ternura borró del alma la bruma
y la casa brilló con su sonrisa de ensueño.
Un día el manto oscuro recubrió la luz,
se encendió el crisol que nunca se apaga,
de la mano se encuentran en el cenit del cielo
y en haz de bendiciones envían su consuelo.
Autor: Nelson Arango A.